Kigo: Violeta (菫, すみれ, sumire)

La violeta (菫, すみれ, sumire) es una flor que apenas tiene tallo, por lo que sus hojas y pétalos florecen prácticamente del suelo. Por lo general, sus hojas son verdes, pero existen algunas especies que tienen motitas negras, amarillas e, incluso, rosadas. Su flor está formada por cinco pétalos, donde el inferior es el más pequeño. Tiene forma de trompeta y un color morado intenso. Aunque hay variedades que incorporan otros colores, e incluso, otras tonalidades de morado.

Es una especie nativa de Japón y crece en montañas y campos. La flor puede verse desde marzo a mayo, por lo que finales de primavera es uno de los momentos propicios para encontrarlas en plena floración.

En referencia a su diminuto tamaño, Natsume Sōseki escribió:

菫ほどな小さき人に生まれたし – 夏目漱石は

Nací siendo
tan pequeño como
una violeta
– Natsume Sōseki-

Haikus de nuestro grupo creativo

En esta sección, podrás encontrar haikus compartidos por nuestro grupo privado en Facebook en el que este kigo es protagonista.

Como diamantes,
las gotas de rocío
en las violetas.
-Santiago Kō Ryū Luayza-

En este primer haiku, el autor muestra a las violetas cubiertas por el rocío de la mañana, condensado en pequeñas perlas que brillan con la luz del día que empieza como si fueran diminutos diamantes con tonos violetas.

a ras de suelo
la pequeña violeta
me sale al paso
-Ángeles Mora Álvarez-

Con un tallo tan corto, las violetas son tan diminutas que pueden llegar a pasar desapercibidas si no fijas tu mirada en el suelo. La autora se ve sorprendida por una pequeña violeta que le sale al paso, quizá brotando en alguna grieta del asfalto o durante un pase por el campo. Un haiku que muestra que las flores pueden brotar en cualquier lugar.

En la corola
de la pequeña violeta
una mariquita.
Maria Garrido

Qué grata sorpresa cuando, absortos por la belleza de la flor, una pequeña mariquita aparece desde el interior de la campana de la flor. La autora contepla la bellaza de la flor mientras el insecto vive en la flor. Un haiku que hace destacar en la belleza de la violeta hasta la más pequeña forma de vida que la habita.

Final del zazen
Recojo tres violetas
para el altar
George Goldberg

Tras la meditación, el poeta fija su atención en las violetas cercanas. En ese momento, no puede evitar el impulso de tomar tres de ellas para el altar a modo de ofrenda.

Junto a la tumba
de la abuela difunta…
Unas violetas.
Slodowska Curie

En la tristeza que nos atrapa al visitar la tumba de un querido antepasado, la poeta se percada de las violetas junto a la tumba de su abuela. Puedo que hayan brotado ahí para arrojar color o como un saludo desde el más allá. Quizá alguien haya tomado algunas de estas flores y las haya depositado junto a la tumba. Este haiku muestra cómo, a pesar del tiempo, la vida sigue abriéndose paso.

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