Haiga (俳画) : la unión perfecta entre imagen y poesía. Otra forma de expresarnos a través del haiku.

El término haiga (俳画) está formado por la unión de dos palabras, haiku (al que se hace referencia mediante HAI, 俳) y la pintura (referenciada por GA, 画). Se podría decir que es un dibujo del haiku y debe su origen a los grabados con los que los poetas solían acompañar sus obras.

Este término, haiga, es relativamente moderno. Tanto que, según Blyth, ni siquiera se utilizaba en la época de Shiki (principios del siglo XX) quien, como ya sabéis, es el poeta que puso nombre al haiku tal y como lo conocemos en la actualidad. Ahora bien, que no exista el término no quiere decir que esta representación poética no se desarrollara siglos antes.

el haiga permite la colaboración entre artistas, dando lugar a obras exquisitas que aúnan lo mejor de cada parte

Nos podemos remontar a tiempos de Bashō (incluso siglos antes), para encontrar poemas acompañados por grabados en tinta china; arte que se le conoce como Sumi-e (墨絵). Esta técnica, al utilizar los mismos utensilios que los necesarios para componer poesía en general, haiku en particular, hacía muy fácil que tras la composición de la obra se representase alguna escena que tuviese relación en torno a ella.

Al popularizarse entre haijines, empezó a surgir este vínculo entre haiku e imagen. Bashō, en sus últimos años de vida, gracias a los conocimientos en pintura que adquirió de su alumno Morikawa Kyoriku, ilustró numerosos haikus, además de colaborar con Kyoriku para la ilustración de otros tantos.

Autorretrado realizado por Yosa Buson.

Y esto, para mí, es una de las cosas más importantes del haiga: permite la colaboración entre artistas, dando lugar a obras exquisitas que aúnan lo mejor de cada parte.

En el arte, ya sabéis que es muy habitual atribuir el origen de todo movimiento a una persona. En lo que respecta al haiga, se considera a Nonoguchi Ryūho como su fundador.

Ryūho, considerado el fundador del haiga

Ryūho (1595 – 1669) fue un poeta y pintor que perteneció a una importante escuela de pintura de la época y cuyos poemas solían estar acompañados por ilustraciones. Quizá no fuese el primer poeta en hacerlo, pero sí el que lo hacía con más frecuencia. Y para que puedas hacerte una idea de cómo era, observa la siguiente fotografía realizada por Paul Macapia a una de las obras de Ryūho.

A la izquierda de la imagen, se presentan tres versos en los que se puede encontrar un haiku. La traducción del texto podría ser algo así:

En el monte Otaba, los pétalos caen como nieve.
¿Puede el hombre comprender la belleza y el sentido de ésta?
Su figura danzante es como las flores, y su voz como el perfume.

Y el haiku sería:

En el monte Otaba,
los pétalos caen
como nieve.

En el haiku, ocasionalmente se hacen comparaciones para aportar movimiento a la imagen (pétalos que caen como nieve). Y si el poema, además, está acompañado de una imagen que refleja con detalle algún aspecto, prácticamente se ofrece toda la información que necesita el lector para hacerse una idea nítida de qué quería decir el autor al escribir su obra.

Yosa Buson, el haijin pintor

Posterior a Bashō y Ryūho, cabe destacar la obra de Yosa Buson (与謝蕪村) (1716 – 1784), considerado uno de los grandes maestros del haiku.

Buson fue alumno de Hayano Haijin, que perteneció a la escuela de Takarai Kikaku (uno de los alumnos más aplicados de Bashō y el que mantuvo la pauta estética y formal de haikai de su maestro hasta la época de Buson). Así, tenemos que Buson fue alumno indirecto del gran maestro, lo que hace que podamos observar en su obra cierta influencia de los versos de Bashō. Sin embargo, la delicada perspectiva y forma de representar la realidad de Buson, llevó a sus versos un paso más allá. Su obra, donde consigue traspasar las palabras para hacernos partícipes de la escena, está impregnada de fuertes notas visuales, lo que facilita al lector la representación de la escena. Incluso acompañando sus versos con una pintura de su autoría, sus palabras eran más que suficientes para ser consciente de la imagen que transmitía.

Mientras Bashō era un autor de haiku más impreciso, que gustaba de jugar con formas poéticas algo más complejas, Buson nos muestra la claridad y precisión de la imagen en sus versos, de ahí que considere su obra mucho más cercana al haiku (tal y como se conoce ahora) que la de Basho.

Un ejemplo de un haiku de Buson es:

名月に犬ころ捨る下部哉

Donde una interpretación del mismo podría ser:

¡Ante la Luna llena
un criado abandona
a un perrito!

Como verás, este tipo de haiku apenas requiere representación gráfica para comprender la situación, percibir la sensación del momento e incluso ser conscientes de la crueldad del acto que el poeta contempla.

El haiga ha perdurado en el tiempo. Tanto que, ahora con el auge de las redes sociales, no vemos un haiku sin su imagen. Eso quiere decir que muchas y muchos poetas hacen haiga sin saberlo.

Sin embargo, y aquí es donde quiero poner énfasis, el haiga está formado por dos entidades que deben funcionar bien de forma independiente: el haiku debe tener sentido sin la imagen, la imagen debe tener sentido sin el haiku. Si al eliminar la imagen, nuestro poema carece de sentido, nos hemos alejado del haiku. Sigue siendo poesía, pero no será haiku.

Por eso, quiero terminar recordando algo que dije antes: el haiga invita a colaborar, a compartir nuestros poemas para que los ilustren con una imagen acorde. Y, al contrario, nos invita a compartir buenas fotos y buenas ilustraciones para inspirar haikus con ellas. No existe hoy en día una forma artística que acerque tanto la fotografía al haiku como el haiga.

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