Kigo: Crisantemo (菊, きく, kiku)

El crisantemo (菊, きく, kiku) es una planta perenne de la familia de las Asteráceas, originaria de China. Llegó a Japón en la era Nara y, en la época Edo, comenzó a ser cultivada intensamente para propósitos ornamentales. Su aroma es agradable y su apariencia es hermosa. Además, es comestible. Las especies nativas, llamadas en conjunto «nogiku» (crisantemo salvaje), presentan una diversidad de tipos, como el Ryūnogiku, Nojigiku, Satsumanogiku, e Isogiku, con pétalos blancos o amarillos.

El crisantemo, siendo una flor del otoño, representa no solo el cambio de estación, sino también la maduración y el paso sereno del tiempo. En Japón, las flores de crisantemo aparecen a finales de otoño, lo que las convierte en un símbolo de longevidad y una de las últimas flores que resisten antes del invierno.

También está vinculado a una festividad muy especial que se celebra cada 9 de septiembre, el chōyō no sekku (重陽の節句) que tiene como protagonista los crisantemos.

Para los nacidos en noviembre, ésta es su flor.

Además, su belleza cautivó a los japoneses hasta el punto de convertirse en la flor del escudo de armas del Emperador.

Y para acompañar esta descripción, os compartimos dos traducciones.

頂上や殊に野菊の吹かれ居り 原石鼎

En la cumbre,
sopla con fuerza el viento
los crisantemos salvajes.

Sekitei Hara

En este haiku, el viento sopla con fuerza sobre los crisantemos salvajes, que se mueven bruscamente bajo el azote implacable del viento de la cima. Y aún así, permanecen y conservan su belleza un día más, un año más.

菊切るや唇荒れて峯高し前田普羅

Corto crisantemos.
Y mis labios se agrietan
en la alta cumbre.

Fura Maeda

El poeta vuelve a ascender al pico más alto de la montaña para cortar crisantemos. Y quizá sea por el frío cortante o por la falta de hidratación, siente cómo sus labios se agrietan mientras corta las flores. Quizá, en una comparación entre sus labios que se agrietan y la belleza del bosque que se resquebraja a medida que corta los crisantemos.

Haikus de nuestro grupo creativo

En el cuaderno
la flor del crisantemo
con suave aroma
-Luly/Lu

Un método que se me sugiere romántico para conservar o para secar las flores es el de guardarlas entre las páginas de algún libro. En este caso, la autora tiene ante sí un crisantemo, sobre el cuaderno, quizá recién cortado y a punto de perderse entre sus páginas o descubierto tras semanas guardado. Su suave aroma, cobra protagonismo sobre los versos allí escritos.

Un, dos chasquidos,
la tijera en el tallo
del crisantemo.
-Samuel Cruz-

El chasquido lejano de las tijeras, una y dos veces. Y se repite… La tijera en el tallo del crisantemo crea la tensión del comienzo del fin de esa flor. Un corte y será despojada de la tierra, conservando su belleza por unos días más. De forma inevitable, un chasquidos, dos chasquidos… Un par de crisantemos se suman a los demás. Un haiku que, desde el sonido filoso de las tijeras, capta nuestra atención.

Tarde lluviosa
Quedan en el epitafio
dos crisantemos
George Goldberg

La lluvia es capaz de eliminar el rastro de todo cuanto encuentra a su paso si cae con la fuerza suficiente. Cuando la lluvia es suave, pero incesante, las pequeñas cosas son las primeras en abandonarse el suave fluir del agua acumulada. En el cementerio, seguramente había más flores sobre la lápida pero la lluvia las ha arrastrado. Solo dos crisantemos resisten.

Fiesta del crisantemo.
Un turista, tomando fotos,
pisa las flores.
Santiago Kō Ryū Luayza-

Los turistas, posiblemente porque su condición de visitantes les hace mantenerse ajenos a todo, en ocasiones son (somos) un poco descuidados. Pensar que solo vamos a estar allí poco tiempo, o que solo vamos a presenciarlo una única vez puede llevar a tomar decisiones que no solo incomoden a los locales, sino que también pueden dañar el entorno. En este caso, ajeno a todo mientras fotografía el entorno, el turista pisa las flores que el poeta captura en su haiku.

Viene y va,
del crisantemo a la caléndula,
el abejorro
Idalberto Tamayo

Dudando entre qué flor elegir, o simplemente probando de ambas, el abejorro viaja con su vuelo regular entre el crisantemo y la caléndula. De una a otra, sin importarle miradas ajenas, sin importarle demostrar su duda. Un haiku que transmite la calma del vuelo del insecto entre las flores. Un ir y venir que nos marca el paso del tiempo en el otoño.


Además de estos haikus comentados, también queríamos destacar:

Entre crisantemos,
tumbado panza arriba,
el tiempo se detiene.
Tomás Mielke

viento de otoño,
crisantemos doblados
en el camino
Consuelo Orias

Paseo al parque.
Los primeros crisantemos
han florecido.
Myami Mong

皇室の花や枯れてゆく古い花瓶に。
La flor imperial…
en un florero viejo,
marchitándose.
Francisco Barrios

Sobre la mesa
de la vieja casona
unos crisantemos.
Maria Garrido


Recuerda que en la sección de Otoño de nuestro kiyose, puedes descubrir muchos más términos kigo que pueden servir de inspiración para tus haikus:

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