Agua de otoño (秋の水,あきのみず, aki no mizu) es un kigo de otoño que muestra, bajo la luz suave y templada de la estación, el agua que se transforma en un espejo cristalino, capturando con fidelidad los cielos despejados y las hojas doradas que se mecen en el viento. Esta imagen de agua de otoño no solo evoca la pureza del agua en esta estación, sino que también nos recuerda la serenidad y quietud que caracterizan el final del año. Durante el otoño, el agua refleja una calma especial, una claridad que parece absorberse también en el aire, impregnando el entorno de una atmósfera de reflexión.
A medida que el tiempo pasa, el agua de otoño parece detenerse, manteniendo una quietud casi meditativa que invita a la contemplación. Es como si el otoño mismo llevara consigo una pausa, una oportunidad para detenerse y observar con atención el paso lento y delicado de la naturaleza. Los ríos fluyen con menos prisa, como si tuvieran la intención de reflejar cada cambio en las hojas, cada rayo de luz dorada que las acaricia. Esta tranquilidad no es solo física; tiene una profundidad simbólica, evocando la serenidad que se siente al aceptar el cambio y el paso del tiempo.
En esta ocasión os compartimos dos traducciones de poemas de Mykai Kyorai y Hakuun Nishiyama.
眠たる目をあらはばや秋の水 – 向井去来
Ojalá pudiese lavar
mis ojos adormecidos…
Agua de otoño.
Mukai Kyorai
Quizá adormecidos por la edad, por el cansancio o por el sofocante calor del verano que pasa, en este primer haiku, el poeta busca la manera de calmar la fatiga en sus ojos. ¿Qué mejor que esa agua clara y refrescante del otoño?
竹の根でかためし崖や秋の水 – 西山泊雲
Las raíces de bambú
fortalecen el acantilado.
Agua de otoño.
Hakuun Nishiyama
Las raíces de bambú forman una malla fuerte y resistente que sostiene y da forma al acantilado. A pesar de las inclemencias del tiempo, del calor o el frío, de la sequía o la lluvia abundante. El acantilado permanece un año más. Y junto a él, el agua de otoño.

Haikus de nuestro grupo creativo
Agua de otoño.
En medio del gran lago
una barquita
–Florita Morgado Terrón–
El agua de otoño ya nos transmite una sensación de quietud y calma propia del otoño, cuando el viento es suave y el cielo se muestra claro y con nubes distantes. El gran lago, sin apenas ondulaciones en su superficie, solo se ve perturbado por el sutil bamboleo de una barquita. ¿Habrá alguien sobre ella o habrá quedado a la deriva, moviéndose lentamente por la superficie?
Agua de otoño.
Con el río en calma
puedo ver el fondo.
–Santiago Kō Ryū Luayza–
Aunque el agua de otoño ya sugiera paz y calma, si el frío fluye con un poco de fuerza, acaba ocultando los misterios de las profundidades. Sin embargo, cuando las impurezas sedimentan y el agua pasa tan lenta, se crea una superficie cristalina que permite ver a los peces que nadan, las piedras que se deforman en la profundidad y todo cuando el río esconde.
Poda la hormiga,
la misma hoja en que flota.
Agua de otoño.
–Jorgelina Hazebrouck–
La hormiga queda a la deriva en una hoja, sobre el río. Va navegando con el fluir del agua ajena a las profundidades y el peligro que puede correr si cae de la hoja de la que ahora mismo se alimenta. Quizá, como la hormiga, nuestra existencia esa eso: un consumir continuo de una hoja que nos sostiene, ajenos al peligro de quedarnos expuestos al vacío.
Agua de otoño
En el bambú el último
fulgor de la tarde
–Idalberto Tamayo-
El agua de otoño se presenta en calma ante nuestros ojos, e incluso el rumor del fluir del río, o las leves olas del lago en la orilla, nos llevan a una imagen otoñal de cielo despejado en su mayor parte. El bambú de las proximidades al agua, cruje y acompaña al viento con el silbar de sus hojas; y la última luz de la tarde, brilla sobre su verde intenso despidiendo el día.
Agua de otoño,
el gorrión salta en el charco
como un niño.
–Tomás Mielke–
Tras una lluvia intensa del otoño, la superficie queda marcada por charcos más grandes, más pequeños, algunos muy profundos y otros tan superficiales que parecen finos espejos. En la naturaleza podemos percibir la inocencia en muchas de sus escenas; y en ésta, un gorrión da saltitos en un charco, mojando sus patitas, como si fuese un niño pequeño que acaba de descubrir el placer que provoca pisarlos con ímpetu.
Además de estos haikus comentados, también queríamos destacar:
Agua de otoño.
Van cruzando el puente
los campesinos.
–Myami Mong–
Veo reflejadas
en el agua de otoño
las luces del puente.
–Maria Garrido–
Agua de otoño,
los colores del bosque
en cada charco
–Eva Luna–
Agua de otoño,
en el hondón de la sierra,
hojas marchitas.
–Samuel Cruz–
Agua de otoño.
Sobre el río se inclinan,
sauces llorones.
–Al Agus–
Recuerda que en la sección de Otoño de nuestro kiyose, puedes descubrir muchos más términos kigo que pueden servir de inspiración para tus haikus:
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