Diente de león (蒲公英, タンポポ, tanpopo) es un kigo de la categoría de plantas que se ubica en las subestaciones de finales de primavera, dada su floración entre abril y mayo. El tallo comienza a crecer en marzo para culminar en un punto central en el que, como lanzas, se encuentran ancladas sus flores de color amarillo intenso. Aunque en algunas regiones de Japón también podemos encontrar variedades blancas.

Para finales de mayo, las flores comienzan a desaparecer hasta convertirse en una estructura algodonosa que tiende a flotar en el aire. Una peculiar forma de esparcir sus semillas.

Al ser una flor silvestre, la podemos encontrar bordeando senderos, caminos, e incluso en cualquier espacio de la ciudad en la que pueda arraigar. Quizá entre adoquines, o incluso en tejados de casas que llevan muchos años abandonadas.

Esta flor recibe varios nombres según el país o la zona.

Por ejemplo, en el sur de España, a la flor cuando se encuentra en forma algodonosa, se le suele llamar bulanico, que proviene de vilano (que es como se denomina al conjunto de plumosos que cubren el centro de estas flores).

¿Cómo se llama a esta flor en tu país?
(Te leemos en comentarios)

En temas de haiku, la aparición de estas flores suele arrojar color e invita al movimiento. Imaginar los dientes de león hace pensar en que cualquier pequeña brisa o alteración del entorno puede desatar una nube de vilanos.

A modo de ejemplo, os comparto algunos haikus:

蒲公英に狐の遊ぶ昼間哉 – 柳絮

Entre dientes de león
juegan los zorros
a mediodía
-Ryūjo-

馬借りて蒲公英多き野を過る – 正岡子規

En un caballo prestado
cruzo una pradera cubierta
de dientes de león.
-Masaoka Shiki-

Haikus de nuestro grupo creativo

Estos son los haikus compartidos por nuestro grupo privado en Facebook en el que este kigo es protagonista.

tallos desnudos
de diente de león
tras la ventisca
–Álvaro Miguel Ortega–

Qué delicadas son estas flores cuando sus pétalos se convierten en vilanos… Una simple brisa puede hacer que sus tallos queden totalmente desnudos. Pero en este caso, no es una brisa, sino un fuerte viento hélido provocado por un cambio brusco de las temperaturas. Una primavera inestable, nos puede dejar sin flores.

Tarde de mayo
Al borde del sendero
dientes de león
–Roberto Delgado–

El poeta se ve sorprendido por los dientes de león durante un paseo. Un momento en el que nuestros sentidos se relajan y pueden prestar atención a las pequeñas cosas que ocupan nuestro entorno.

Alba de abril.
La brisa casi mueve
los dientes de león.
–Samuel Cruz–

Una mañana de abril puede resultar tan tranquila que el viento apenas se deja notar. Si el sol aprieta, el calor puede recordar a un día cualquiera de verano. Un momento en el que una simple brisa puede resultar agradable. El poeta parece estar a la espera de esa brisa cuando, repentinamente, parece llegar ese soplo de aire que, tan débil, apenas mueve los dientes de león.

Brisa tardía.
Niños jugando
con dientes de león.
–Richard Martínez Montoya–

¿Quién no ha jugado alguna vez, en la infancia, con estas flores cuando se forma esa estructura algodonosa que las caracteriza? ¿Quién no ha pedido algún deseo mientras sopla los vilanos para que se los lleve el viento? Esa nostalgia vuelve a nosotros tras ver a unos niños jugar con los dientes de león al atardecer.

Diente de león,
remolino de plumas
llenan el aire.
–Jovita Briones Barbadillo–

El diente de león captura nuestras atención en un primer momento. Sin esperarlo, un remolino de plumas nos envuelve y lo llena todo. Los vilanos de estas flores ascienden y lo ocupan todo, provocando que nos olvidemos de cualquier otra cosa que nos rodee.

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Primavera – Haru(春)